La ecuación era perfecta… o al menos así lo parecía en
nuestras cabezas: verano, sol, calor y diez días a nuestra entera disposición
para disfrutar dónde y cómo quisiéramos. Es más: ya teníamos todo organizado
desde hacía varios meses: nuestro destino de vacaciones, el hotel donde nos
quedaríamos, qué excursiones haríamos y hasta, inclusive, habíamos imaginado
que souvenirs traeríamos de regreso. Sin embargo, “algo” atentó contra nuestros
idílicos planes y las cosas no resultaron como fueron planeadas. ¿Alguna vez te
ha sucedido? He aquí nuestro listado de las 5 cosas que pueden arruinarte unas
vacaciones:
Demoras y cancelaciones en el aeropuerto: Mal tiempo, una huelga
sorpresiva de los pilotos o de los operadores de la torre de control o
simplemente que el avión aún no está listo son algunas de las razones por las
que podremos tener que esperar más de lo previsto en un aeropuerto. Leer un
libro o una revista, pasear por el free shop o tomar algo en la confitería son
alguna de nuestras opciones para pasar el rato.
¿Y el sol?: Hartos de estar rodeados de asfalto, vehículos y ruido
decidimos pasar nuestras vacaciones en unas paradisíacas playas para únicamente
dedicarnos a tomar sol, descansar sobre la playa y regresar con un envidiable
tono caribeño en nuestra piel. Pero aparentemente el sol no se enteró de
nuestros planes ¡Y en nuestro lugar de destino no para de llover! Conclusión:
volvemos más aburridos, cansados y blancos de lo que nos fuimos. ¡Uf!
Del dicho al hecho…: Hay un largo trecho, dice el refrán. Y el
hotel donde nos hospedamos parece confirmarlo. Nuestra habitación no se parece
en nada a lo que vimos en la página web del hotel y la piscina que parecía
olímpica es apenas un poco más grande (y cuadrada) que nuestra bañera. El
servicio a la habitación no existe así que ni siquiera vamos a poder disfrutar
de un desayuno en la cama.
Nos Olvidamos El Protector Solar, la Malla, etc.: Ya nos habían
advertido de no armar el bolso a último momento pero no pudimos evitarlo.
Hacerlo antes fue imposible y no quisimos desaprovechar ni un solo día de
nuestras vacaciones. Conclusión: al llegar nos damos cuenta de que nos
olvidamos más de la mitad de las cosas que necesitamos y debemos averiguar en
dónde conseguirlas.
¿Y la paz y tranquilidad?: Nos aseguraron que era un lugar
paradisíaco, que estaríamos solos en el mundo. Pero nadie nos avisó que justo
en esos diez días elegidos para descansar y desenchufarnos se organizaba un
festival internacional muy promocionado y que todos los turistas se acercarían a disfrutarlo. Nuestro
espacio vital en la playa se redujo a unos escasos centímetros y extender la
lona es una misión casi imposible.